Que quiere jugar a su aire, y no al ritmo impuesto por otros jugadores.
Gente que sabe que ir a contracorriente solo tiene sentido para los salmones, y que de repente, a todo el mundo le ha dado por creerse uno.
Hemos puesto el mundo al revés tratando de cambiar las reglas, y al hacerlo hemos perdido la gracia del juego: Perseguir nuestro propósito. Nuestra meta. Nuestro ergon. Nuestro Ikigai.
Puedes decirlo en el idioma que más exótico te parezca. Eso es lo de menos. Lo de más es que hay gente que lo ha recuperado y que puede contarnos cómo lo ha hecho.
Hace un tiempo, una profesora de yoga que quiso organizar retiros en nuestra casa dijo nada más bajar del coche:
—Oh, qué bonito. Pero falta sombra.
Luego entró en la casa y dijo:
—Uf, esta decoración es como muy vieja.
(Muchos muebles datan de 1.800).
Luego entró en el comedor (el primero de 4) y dijo con gesto de asco:
—¿Y aquí vamos a caber 12?
Luego, cuando bajamos a enseñarle el pantano, dijo a su socia:
—Genial, bajamos aquí por la mañana, les pegamos la chapa, hacemos 4 posturitas y los soltamos de vuelta.
Esto fue solo es el principio de la historia. El desenlace es demasiado valioso como para dejarlo aquí sin más, pero te lo envío si me dejas tu email:
Ahora mismo, no se me ocurriría una construcción que nos representase mejor que La Hoya.
Cuando alguien conoce la magia de saber que todo es y todos somos exáctamente como deberíamos de ser. Cuando alguien lleva tatuado en la mirada el amor a todo lo que le rodea porque sabe que es perfecto tal como es, con su propio potencial en bruto, se nota. Resplandece. Transmite.
Hay que creer en lo que se hace. O no hacerlo.
Es lo que ha pasado con el yoga, que se ha convertido en posturitas para Instagramers.
Es lo que ha pasado con la meditación, que se ha convertido en una herramienta de evasión.
Es en lo que se han convertido algunos retiros, en patios de recreo con incienso y piscina.
Y es lo que ha pasado contigo. Que ya no eres persona, eres producto.
Escogemos las mejores enseñanzas de los mejores maestros sobre la vida de toda la historia (actuales y pasados).
Los pasamos por el filtro del sentido común, guiado por lo que la naturaleza tiene pensado para nosotros, y por nuestra intuición más básica.
Te ofrecemos todo este material de 3 formas:
Vienes a hacer un retiro con tu propio guía o profesor, y con tu grupo de yoga, de alcoholicos anónimos o de lo que sea. (Gente que sabes que de verdad cree y siente lo que hace).
Vienes a hacer un retiro solo o en pareja. Y te proporcionamos una guía por escrito para que flipes con la cantidad de cosas que no sabías de ti, ni del mundo (mucho menos de tu pareja). El plan es simple: Tú contigo; tú con él/ ella.
Te suscribes para empezar a limpiarte un poco de todo este autoconocimiento barato, positivista e «irrealista». Una buena limpieza de creencias inyectadas, que ni son tuyas, ni te hacen ningún bien.
MI COMPROMISO:
(y 100% TUYA)
A ver. Hemos quedado en que se nos ha perdido la felicidad por el camino al saltarnos las normas del juego más grande jamás creado: La vida.
Básicamente lo que hemos hecho es desconectarnos de nosotros (seres vivos) y conectarnos a cosas (seres no vivos).
Y exceptuando un puñado de afortunados que saben lo que han venido a hacer aquí (tienen una misión, visión, valores, como las multinacionales), el 90% de la gente en países desarrollados no sabe para qué maldita sea se levanta de la cama cada día.
Bueno, podemos excluir a alguno más, que se levanta porque se ha clavado un muelle.
Sin propósito, sin motivación, sin algo “realmente importante” que hacer en la vida, nos parece que somos prescindibles.
Algunos buscan desesperados ese propósito:
Mira, tu propósito solo es uno. Es muy sencillo. Y tiene que ver con tu ergon. Luego puedes ir buscando diferentes retos, misiones, Ikigáis… Pero eso ya es cosa tuya, eres tú quien pones la sal a gusto en tu vida.
Hay a quien le gusta saborear el sabor «real» de las cosas, y estos son felices en su pueblo, con su día a día; y a quien le flipa vaciar saleros, y estos son felices recorriendo el mundo, o salvando vidas de niños que están al otro lado de un campo de minas.
Sobre tu verdadero y único propósito en la vida, hablamos en el segundo email que te envío si te suscribes .
INSISTO:
Hay otro paso básico que debes hacer justo después de mirar con atención.
Pero ese te lo cuento cuando te suscribas. Ese ya es para los que miran para algo. No para los que miran por mirar.
PARA MIRAR CON PROPÓSITO:
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